Educación para la paz.Julio-Rubio

Julio Rubio.

La paz no tiene cabida en el modelo actual de educación. Porque se educa para competir, y la competición es el principio de toda guerra.

Los políticos compiten por ganar las elecciones, los países compiten por el crecimiento económico, las empresas compiten por hacerse con el mercado, los trabajadores compiten por escalar puestos… y los niños compiten por sacar buenas notas y ganar concursos.

Nos han educado para la guerra. Nos han educado tan mal que nos han hecho creer que el pacífico es débil, y el guerrero es fuerte, cuando es todo lo contrario; “Cuanto más duro por fuera, más frágil por dentro”.

Educar para la paz significa tratar la violencia sin ocultarla tras una cárcel, tras un policía, tras un militar, tras una ley, tras una expulsión del colegio… Educar para la paz significa entender al violento. Solo si entendemos al violento podremos tratar su violencia (y la nuestra). “Comprender es perdonar” decía Unamuno.

Por lo que no se trata tanto de educar para la paz sino de educar para entender la violencia. Porque solo entendiéndola estaremos preparados para educarnos en la paz.

El Salvador es uno de los países más violentos del mundo, no porque sus habitantes lleven en su ADN la violencia como llegó a sugerir un estudio sociológico holandés (con sus teorías de la psicopatía genética, el cromosoma maligno, el gen del mal…)

Sino porque su sociedad ha interiorizado una idea absurda; “la violencia se resuelve con más violencia”.

Tratar este pensamiento irracional (empezando por los profesores y los adultos) es tratar la raíz del problema. Proponer respuestas pacíficas ante comportamientos violentos debe ser la iniciativa de toda “Educación para la Paz”, solo así podremos ser fuertes psicológicamente y socialmente.